verdes más largas y bonitas de España, y que finalizaba en Servilleja de la Jara.Fue preciosa, tanto por su paisaje como por la cantidad de túneles por los que pasamos, algunos oscuros que en ocasiones iluminábamos con los frontales y otras nos aventurábamos a adentrarnos a oscuras.Pasamos por pequeñas poblaciones por las que un día pasó el tren, y aún seguía intacta su antigua estación. Vías ahora convertidas en caminos bien preparados para hacer las delicias de cicloturistas.Paramos a comer en plena vía verde, en un banco, donde sacamos todos los archiperres que Alex y Juanjo acostumbraban a llevar en su viaje, donde preparamos una risca pasta sin prisas y un buen cafelito.
La anécdota en este tramo de unos 40Kms ( ya que nos teníamos un poco antes de finalizar la vía verde para coger la carretera que nos llevaría a Guadalupe), fue el encuentro con un señor en bicicleta que transportaba en sus manos unos cuernos de ciervos. Pedaleó con nosotros amigablemente unos Kilómetros, contándonos su día a día, y la sorpresa al despedirnos justo en la localidad de Mohedas de Jara, fue el regalo de unos cuernos, con los que Juanjo flipó, ya que con ellos pensaba plasmar su arte de elaborar artesanalmente cualquier cosa.
Alex llevó atado en sus alforjas con un pulpo los cuernos, los cuales fueron parte del equipaje, y aceptaron los chaparrones vividos.Nos desviamos de la vía verde, quedaban pocos Kilómetros, y comenzamos a pedalear en dirección a Guadalupe.Llegamos al Puerto de San Vicente, y en el siguiente pueblo había que parar para hidratarse con una de las primeras cervezas que ambos tomarían en todo el viaje.
El lugar elejido para dormir en la localidad de Campillo de la Jara, fue fantástico y curioso el modo de acceder a él. Nos acercamos a una panadería y le preguntamos a la señora si había en el pueblo algún sitio donde acampar. Sin más, el propio alcalde autoriza que podamos dormir en un descampado al lado de un colegio, que utilizan los niños para jugar al fútbol.. Esa noche preparamos una cena con vino que yo cargué desde mi tierra. Pero en todas las noches no faltó una buena botella.
TERCER DÍA.VIERNES 23. DE CAMPILLO DE LA JARA A GUADALUPE
Por la mañana, sin prisas, pedaleamos hacia Guadalupe con la intención de llegar a la hora de los pinchos, y degustar su típica morcilla y platos típicos. ( había que darse
un lujo).. De camino pasamos por localidades como Alía, Logrosán. Se divisa a lo lejos la Plaza Mayor, a la que cuesta llegar dada sus empinadas calles.Yo, extremeña, ya la conocía, pero el llegar a ella en bici, fue como llegar a otro lugar, una imágen nueva.
Visitamos su Catedral por la curiosidad de ver a la Virgen morenita, y bien chiquita ( como dirían en Elda).Lo primero, ir a comer, estabamos hambrientos, y todo estaba riquísimo. ( Alex como no, nunca quedaba saciado)
Tras pasear por sus calles antiguas, empedradas, sus arcos y entrar por curiosidad en las tiendas de productos típicos, marchamos pedaleando unas dos horas en búsqueda de un lugar tranquilo donde dormir.
En esta ocasión el lugar fue espectacular, así como su carretera, donde se divisaba a nuestra izquierd grandes paredes de rocas que a cualquier escalador le hubiera gustado probar.
Dormimos en Cañamero, en una zona junto a un río, con las vistas de las rocas, y con un merendero al rededor de nuestras tiendas.
Hasta llegar allí llovió bastante, pero nos acostumbramos al hecho de poner y quitarnos el chubasquero continuamente.
La anécdota este día, que nos hizo reir, fue el hecho de parar en un pueblico ( dirían los Eldenses), e ir a la única tienda de alimentación, que era una habitación, donde una señora mayor y su hijo, un tanto peculiar al final acabó por meternos en una bolsa lo que le pareció y cobrarlo sin pensarlo( tomates, fruta, verdura...), pero allí había de todo a pesar de su diminutez, desde papel higiénico a un litro de leche.
Gracias a esa tienda y la compra de unas hermosas cebollas, Juanjo nos deleitó con una rica cebolla caramelizada que comimos untada en un buen fue y por supuesto queso. Vamos que ni en un restaurante.
CUARTO DÍA. SÁBADO 24 DE ABRIL . DE CAÑAMERO A TRUJILLO.
Nos dirijimos a Trujillo, uno de los pueblos más hermosos de Extremadura.
En esta ocasión, el paisaje comienza a ser diferente, aunque Alex y Juanjo alucinaban no acostumbrados a ver tantísimas cigueñas, toros y vacas amamantando a sus hijos, los cerdos pastando en las grandes dehesas, así como las tierras con sus olivos centenarios.
La odisea en Trujillo, fue impresionante.
De nuevo para llegar, nos tocó subir alguna que otra cuesta arriba, pero impresiona la belleza de su plazcon la estatua de Hernán Cortés subido a su caballo..
Pero lo mejor, es que el pueblo resultaba estar en fiesta. Celebraban el " Chiviri", fiesta popular, donde bailarían y cantarían esa noche canciones bien antiguas.
Llovía a cántaros, por lo que no había más opción, bueno y también curiosidad por esa fiesta, de bucar un alojamiento barato para dormir, pero todo estaba complerto.
Pero como la suerte nos perseguía, conocimos a una señora que tras mucho debatir, nos alquiló un piso para los tres por tan solo 25 a euros.
Eso sí, a la buena mujer se le notaba asustada, pero pensaba estar haciendo una buena obra de caridad, y por la mañana ya nos estaba espavilando para que marcháramos.
QUINTO DÍA. DOMINGO 25 DE ABRIL. DE TRUJILLO A CÁCERES Y TORREJÓN EL RUBIO.
En esta ocasión, por fin el día salió soleado y tan solo nos llevó 48 Kilómetros en llegar a Cáceres. Nuestra intención era pasar primero por el Parque Natural de Monfrague, pero no daba tiempo, ya que no llegarían los Eldenses para coger su tren al día sigiente.
Así que, llegamos a Cáceres, lo primero era buscar un sitio para que las bicis pasaran allí esa noche, teniendo suerte del sí que nos dió la policía local..
Cáceres impresionó. No solo por su plaza mayor, donde nos tomamos algo con un amigo de Alex que trabajaba allí, sino por sus otras plazas de siglos paados ( de San Jorge, de Las Veletas...su Aljibe, sus casas palacetes... y calles de estilo medieval, idóneas para el rodaje de ese tipo de películas, donde en su día se rodó la Celestina con Penélope Cruz
Al atardecer nos acercamos a la zona conocida como los Barruecos, en la localidad de Malpartida de Cáceres, donde se encuentra el Museo Vostell. La belleza de su paisaje es espectacular, y la cantidad de enormes rocas entre toda la vegetación. Allí vimos irse el sol, y nosotros ya en auto nos trasladamos a la localidad Torrejón del Rubio, pueblo de entrada al Parque Natural de Monfrague.
Eran las 11 de la noche y ningún bar abierto para cenar, pero por fin nos prepararon una buena tortilla de patatas y donde el personal nos indicó donde acampar en esta ocasión.
Pusimos las tiendas a oscuras y sin ganas ( del cansancio que teníamos), en un descampado que era un proyecto inacabado para hacer un camping.
SEXTO DÍA. LUNES 26 DE ABRIL. DE TORREJÓN EL RUBIO A MONFRAGUE Y FIN EN CÁCERES
De nuevo ( y es que nos tocaron todas las fiestas de Extremadura), al levantarnos nos enteramos que ese día hay romería en el Castillo de Monfrague, y por la carretera nos pararían caminantes y otros que iban en caballo.
El Parque Natural es una divinidad. Allí estaban los guiris contemplando en absoluto silencio con sus lujosos aparatos las diferentes especies de buitres.
El río Tajo recorre el Parque y diferentes rincones hacen de miradores, como el Salto del Gitano.
La subida al Castillo, cansa, pero jamás vimos tanta gente delante de una hermita bebiendo, comiendo y bailando.
Se hace tarde, y hay que regresar a Cáceres, ya que el tren dirección a Talavera de la REina donde deben ir Alex y Juanjo, sale a las 4 de la tarde. Yo volvería en coche a Badajoz. Todo va llegando a su fin
EL RECORRIDOEn total hicimos unos 250 kMS, es cierto que no fueron muchos, que podíamos haber estado pedaleando horas y horas, pero no hubieramos disfrutado ni la mitad, observar el paisaje mientras pedaleamos, parar si hacía falta cuando llovía a cántaros, conocer los pueblos y las ciudades históricas, no hubieramos tenido comidas con sobremesa, ni hubieramos viajado por el placer de ir.
Había pocos días, pero los tres sabemos que en nuestras vidas aún quedan muchos Kilómetros correcorrer de esta manera tan gratificante y plena de viajar.
Aunque la Ruta era de Talavera de la Reina a Cáceres, tenemos que nombrar aquellos pueblecicos por donde pasamos, que también tienen su encanto y son tan importantes como los conocidos por todos. El recorrido fue:
Talavera de la Reina, Calera y Chozas, Belví de la Jara, Aldeanueva, Campillo de la Jara, Alía, Guadalupe, Cañamero, Madroñera, Trukillo, Cáceres, Malpartida de Cáceres ( Los Barruecos), Casar de Cáceres, Villa Real de San Carlos ( Mongrague)
LA DESPEDIDA
Estabamos cansados, sobre todo por la lluvia de estos días, por querer disfrutar a tope y las intensidades vividas. La comodidad del hogar llamaba, pero el querer seguir pedaleando estaba dentro de cada uno y los sentimientos eran contradictorios.
Allí, estabamos los tres, esperando que llegara el tren donde Alex y Juanjo montarían en dirección a Talavera, y yo volvería a Badajoz. Se cerraba la puerta del vagón y deseaba con todas mis ganas subirme con ellos pero para que los tres siguieramos viajando, pero en la vida, al menos aún teniamos que trabajar y esperar, planificar el siguiente viaje.
De nuevo el pedalear con ya ahora amigos, antes desconocidos, te hace crecer...., pero volveré a encontrarme con ellos en la carretera.
La puerta se cerraba , el corazón daba latidos de melancolía, comenzó a andar el tren, se marchaban mis compañeros de estos días, hasta luego Alex, hasta luego Juanjo..., también samadhi se despide de sus compañeras de v
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